Traición en las empresas: se acabó el teletrabajo

Durante la pandemia la práctica mayoría de negocios adoptaron el modelo del teletrabajo por razones obvias. La situación no permitía otra opción y fueron muchas las empresas que tuvieron que evolucionar a marchas forzadas para continuar siendo productivas. Ahora, todo vuelve a la normalidad.

Hubo entidades que les dieron a sus trabajadores un nivel de libertad sin precedentes. Algo había cambiado de forma radical y los empleados lo celebraban. El teletrabajo significaba que, por fin, se podía llegar a tener esa conciliación familiar que tanto se buscaba y que permitía tener una mayor flexibilidad para poder estar con los seres queridos más tiempo, aunque fuera a medio fuelle mientras se trabajaba.

Pero ahora que ha pasado un amplio periodo de tiempo, las promesas de las empresas se comienzan a desvanecer. Incluso aquellas que apostaron por el teletrabajo con más fuerza y que se convirtieron en bandera de una nueva forma de trabajar, dan marcha atrás.

Y lo hacen de una manera bruta y sin cuidado, solicitando a sus trabajadores que, por activa y por pasiva, vuelvan a la oficina. Las peticiones iniciales, en algunas empresas, se están convirtiendo en exigencias y amenazas de ser despedidos y perder sus puestos. El romance con el teletrabajo acaba desvaneciéndose y demostrando que solo fue un “amor de verano”.

Pero esto, más allá de la incomodidad que supone, supone más problemas de los que se puedan imaginar. No solo hay que dar marcha atrás a un status quo que ya se ha normalizado para multitud de familias, sino que también implica, en algunos casos, tener que trasladarse. Porque, aunque algunas empresas exigieron que el teletrabajo se realizara dentro de la misma ciudad en la que se residía originariamente, en otros se proporcionó flexibilidad para teletrabajar desde cualquier parte del mundo. ¿Qué harán ahora esos empleados? Indudablemente, no están ante la mejor situación.

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