Todas las empresas deberían adoptar un perfil tan responsable como el que ha utilizado Boeing a la vista de lo sucedido con uno de sus aviones 777 tras producirse un altercado con uno de ellos en pleno vuelo. En ese caso, el motor del avión explotó y cayó a tierra, lo que podría haberse convertido en una tragedia. Ahora Boeing solicita a las aerolíneas que tienen estos aviones que detengan los vuelos hasta que se hayan llevado a cabo las investigaciones pertinentes.
Lo primero que hay que decir, eso sí, es que no se trata de todos los Boeing 777. Solo se abarca dentro de la petición que ha realizado el fabricante los modelos que disponen del motor Pratt & Whitney. Una decisión correcta, ya que no parece que tenga sentido incluir en el mismo grupo también a los demás 777 teniendo en cuenta que el problema se ha encontrado en el motor.
Esta petición engloba 69 aviones que están en activo en aerolíneas de Japón, Estados Unidos y Corea del Sur, además de otros 59 aviones que están registrados en proceso de almacenamiento. Para todos ellos se ha impuesto un periodo recomendado de cuarentena en el cual habrá que hacer muchas pruebas y estudios a fin de descubrir qué es lo que ha ocurrido y así evitar posibles incidentes futuros.
Por otro lado, también se ha hablado de la necesidad de implementar revisiones más frecuentes que lleguen a garantizar que los aviones siempre se encuentran en su mejor estado. La industria de los vuelos, que como todas está pasando por una crisis en plena COVID-19, quiere seguir reafirmando su alto nivel de seguridad. Pero para ello se tienen que asegurar de que no se produce ningún otro incidente y que, por supuesto, los accidentes no se convierten en algo todavía más problemático y dramático. Por suerte, el compromiso de Boeing ayuda a tener confianza en la empresa.