La guerra del streaming comienza a entrar en territorio complejo. Las principales empresas luchan por ganar suscriptores o, mejor dicho, por no perderlos. Y lo que se está viendo es que Netflix, antaño líder del mercado, tiene un problema: no encuentra su identidad.
Para las plataformas de streaming, tener una identidad va a ser algo fundamental. Ya lo está siendo. Hay más de 10 servicios de streaming interesantes y eso significa que los usuarios se van a decantar por uno o dos, pero van a tener que ignorar el resto.
Es imposible tener suficiente dinero y tiempo como para ver el contenido de todos los servicios de streaming. Además, en un mundo ideal, los espectadores verían una serie de cada plataforma, pero no pueden hacerlo, porque no pueden suscribirse a todas. Por ello, hacen una valoración general y se suscriben donde hay más contenidos que encajen con sus gustos.
Disney ha perfeccionado muy bien su identidad. Ha convertido su plataforma en un cajón desastre de la ciencia ficción con Star Wars, de los superhéroes con Marvel y de la animación. Por supuesto, tienen muchos más contenidos. Pero quienes se suscriben a Disney Plus posiblemente lo hacen atraídos por uno de los pilares fundamentales del servicio.
La identidad de Netflix no ha quedado tan clara. Lo cierto es que se están llegando a hacer famosos por sus series inacabadas, producciones que tienen poco éxito y que acaban canceladas tras la primera o segunda temporada, lo que hace que los espectadores pierdan el interés.
Años atrás, Netflix tenía la carta a su favor de contar con las series de Marvel, pero ese tiempo ya pasó. Hoy día, el servicio sigue buscando una identidad que les permita marcar la diferencia y llegar a generar un interés claro entre los posibles suscriptores. Si no la encuentran, tendrán dificultades.