El delivery es un tema polémico y crujiente que está dando mucho de que, hablar y creando un largo debate entre los gobiernos y las empresas. Pero más allá de todos los problemas de los falsos autónomos, de la “esclavitud” a la que se somete a los riders y de otros asuntos, lo que se comenta ahora es cómo podríamos encontrarnos cerca de que se produzca la explosión de la burbuja del delivery.
Porque lo que está pasando con el delivery encaja totalmente en el modelo de burbuja. En poco tiempo se produjo un boom explosivo. Las empresas comenzaron a llenar las calles de riders, sobre todo en restaurantes de comida rápida como McDonald’s (lo que tampoco habla muy bien del criterio de la clientela).
Como riders, muchas personas han podido trabajar y hacerlo conduciendo o pedaleando, lo que no se puede decir que no sea un buen sistema de trabajo. Eso sí, si no fuera por la esclavitud a la que se somete al empleado, por depender de las valoraciones de los clientes, quienes a veces son terribles (y malas personas) y de competir contra otros riders para ver quién acepta los pedidos más rápido.
Esas empresas, esas que han pagado tan mal a sus empleados, que se han pasado el pago de impuestos por el forro y que han hecho todo lo malo que se podría imaginar, lo que también han hecho ha sido unas cajas espectaculares. Las cantidades que han sumado algunas de las empresas de delivery son difíciles de superar y eso ha ayudado a que se hagan bastantes fortunas entre sus ejecutivos.
Ahora, con el mercado sobresaturado por el delivery y, ante todo, las ganas que tiene el mundo de volver a comer en el restaurante, parece que se acerca la burbuja del sector. Cuando explote, caerán bastantes y alguna sobrevivirá, pero habrá que ver en qué estado.